Crecer es un proceso de experimentación en el cual confluyen una serie de triunfos, pero también de dolores y errores. Como quiera que sea, dicho crecimiento implica aceptar que podemos sentirnos victoriosos, pero que otras veces acabamos frustrados cuando algo no sale como nosotros esperábamos.
El ego nos hace peder el control, abusa de la fragilidad de nuestros miedos, pero sobretodo, nos hace perder la oportunidad de aprender acerca de lo que nos ocurre, pues nos cegamos y acabamos auto-engañándonos sin mirar claramente las lecciones de la realidad que están ante nosotros.
En ocasiones nos negamos tanto a nosotros mismos que nos atrevemos a decir que tenemos una gran autoestima, pero muchos de nuestros actos nos contradicen y nos mentimos tanto que llega un momento en el que no podemos reconocer la verdad, aunque la tengamos enfrente.
La cama de terapia alternativa oriental es una opción extraordinaria, pues nos ayuda a enfrentar los problemas de salud, ayudándonos a que el cuerpo reaccione y aproveche todos los elementos que tiene en su interior para curarse de cualquier padecimiento.
Porque la confianza en uno mismo surge de conocer nuestro potencial, de saber quiénes somos y de lo que somos capaces. Para ello, es indispensable dejar de preocuparnos y comenzar a ocuparnos responsablemente de nuestra persona en general.
Nuestro cuerpo se enferma a causa de múltiples factores entre los que se encuentran las ‘mal-pasadas’ y la mala alimentación, así como por las emociones que no sabemos manejar. Estas afectaciones desequilibran directamente el fondo de nuestro ser, convirtiéndose en hábitos no recomendables que a la larga no resultan fáciles de superar.
Pero sin ninguna duda, la cama de calor terapéutico es un auxiliar eficaz para fortalecer el sistema inmunológico que nos da la conexión con nuestra esencia, coadyuvando en la tarea más importante que podemos llevar a cabo para sentirnos sanos física y espiritualmente.